De pie, cada maà±ana,
Junto a mi à¡spero lecho està¡ el verdugo.-

Brilla el sol, nace el mundo, el aire ahuyenta
Del crà¡neo la malicia,-
Y mi à¡guila infeliz, mi à¡guila blanca
Que cada noche en mi alma se renueva,
Al alba universal las alas tiende
Y camino del sol emprende el vuelo.
Y silencioso el bà¡rbaro verdugo
De un nuevo golpe de puà±al le quiebra
El fuerte corazà²n cada maà±ana.
Y en vez del claro vuelo al sol altivo
Por entre pies, ensangrentada, rota,
De un grano en busca el à¡guila rastrea.

Oh noche, sol del triste, amable seno
Donde su fuerza el corazà²n revive,
Perdura, apaga el sol, toma la forma
De mujer, libre y pura, a que yo pueda
Ungir tus pies, y con mis besos locos
Ceà±ir tu frente y calentar tus manos.
Là­brame, eterna noche, del verdugo,
O dale, a que me dé, con la primera
Alba, una limpia y redentora espada.
Que con qué la has de hacer? Con luz de estrellas!