La fatiga y las sà¡banas sacudo:
Cuando no se es feliz, abruma el sueà±o.
A ver la luz que alumbra su desdicha

Resà­stense los ojos-y parece
No que en plumones mansos se ha dormido
Sino en los brazos negros de una fiera.
Al aire luminoso, como al rà­o
El sediento peatà³n, dos labios se abren:
El pecho en lo interior se encumbra y goza
Como el hogar feliz cuando recibe
En Aà±o Nuevo a la familia amada;-
Y brota, frente al Sol, el pensamiento!

Mas sàºbito, los ojos se oscurecen,
Y el cielo, y a la frente va la mano
Cual militar que el pabellà²n saluda:
Los muertos son, los muertos son, devueltos
A la luz maternal: los muertos pasan.

Y sigo a mi labor, como creyente
A quien ungià³ en la sien el sacerdote
De rostro liso y vestiduras blancas.-
Practico: En el divino altar comulgo
De la Naturaleza: el mundo todo
Fluye mi vino: es mi hostia el alma humana.