No, màºsica tenaz, me hables del cielo!
¡Es morir, es temblar, es desgarrarme
Sin compasià³n el pecho! Si no vivo
Donde como una flor al aire puro
Abre su cà¡liz verde la palmera,
Si del dà­a penoso a casa vuelvo...
¿Casa dije? No hay casa en tierra ajena!...
Roto vuelvo en pedazos encendidos!
Me recojo del suelo: alzo y amaso .
Los restos de mà­ mismo; à¡vido y triste,
Como un estatuador un Cristo roto:
Trabajo, siempre en pie, por fuera un hombre,
¡Venid a ver, venid a ver por dentro!
Pero tomad a que Virgilio os guà­e...
Si no, estaos afuera: el fuego rueda
Por la cueva humeante: como flores
De un jardà­n infernal se abren las llagas:
Y boqueantes por la tierra seca
Queman los pies los escaldados leà±os!
¡Toda fue flor la aterradora tumba!
No, màºsica tenaz, me hables del cielo!