En torno al mà¡rmol rojo en donde duerme
El coso vil, el Bonaparte infame,
Como manos que acusan, como là­vidas
Desgreà±adas cabezas, las banderas
De tanto pueblo mutilado y roto
En pedazos he visto, ensangrentadas!
Bandera fue también el alma mà­a
Abierta al claro sol y al aire alegre
En un asta, derecha como un pino.-
La vieron, y la odiaron: gerifaltes
Diestros pusieron, y à¡vidos halcones,
A traer el fleco de oro entre sus picos:
Oh! mucho halcà³n del cielo azul ha vuelto
Con un jirà³n de mi alma entre sus garras.
Y sus! yo a izarla! -y sus! con piedra y palo
La gentes a arriarla! -y sus! el pino
Como en fuga alargà¡base hasta el cielo
Y por él mi bandera blanca entraba!
Mas tras ella la gente, pino arriba,

à?ste el hacha, ése daga, aquél ponzoà±a,
Negro el aire en redor, negras las nubes,
Allà­ donde los astros son robustos
Pinos de luz, allà­ donde en fragantes
Lagos de leche van cisnes azules,
Donde el alma entra a flor, donde palpitan,
Susurran, y echan a volar, las rosas,
Allà­, donde hay amor, allà­ en las aspas
Mismas de las estrellas me embistieron!-
Por Dios, que aàºn se ve el asta: mas tan rota
Ya la bandera està¡, que no hay ninguna
Tan rota y sin ventura como ella
En las que adornan la apagada cripta
Donde en su rojo féretro sus puà±os
Roe despierto el Bonaparte infame!-