Aquà­ està¡ el pecho, mujer,
Que ya sé que lo herirà¡s;
¡Mà¡s grande debiera ser,
Para que lo hirieses mà¡s!

Porque noto, alma torcida,
Que en mi pecho milagroso,
Mientras mà¡s honda la herida,
Es mi canto mà¡s hermoso.